8/6/15

O.C: Carretera asfaltada en dos direcciones (1971)

Poster Carretera asfaltada¿De qué va?: Dos jóvenes recorren las carreteras de Estados Unidos en un Chevrolet del 55, parando en cualquier pueblo donde puedan participar en carreras ilegales. Al tomar la ruta 66 en dirección a California, se cruzan con una atractiva autoestopista que se sube a su coche, y con un peculiar conductor al que retan con una carrera hasta Washington DC.

Reputación: A raíz del éxito de Easy Rider (1969), la Universal decidió producir esta road movie de carácter rebelde y existencialista a pesar de que no entraba dentro de los cánones del cine comercial, siendo la única película para un gran estudio que ha rodado su director, Monte Hellman, quien hoy en día, a sus 85 años, compagina su carrera como realizador (aunque lleva cinco años sin estrenar nada) con la de su labor como profesor en dos universidades de California. De los cuatro actores que protagonizan el filme, sólo Warren Oates (Grupo salvaje) era profesional; tanto James Taylor, famoso cantautor y guitarrista, como Dennis Wilson, baterista de The Beach Boys, actuaron únicamente en esta película (el primero ha aparecido en otras cintas y series encarnándose a sí mismo). En lo que respecta a la chica, Laurie Bird, era una modelo que volvió a colaborar con Hellman en su siguiente proyecto, Gallos de pelea (1974), y tuvo un pequeño papel en Annie Hall (1977) antes de quitarse la vida en Nueva York en 1979. Carretera asfaltada en dos direcciones (Two-Lane Blacktop) fue tal fracaso en taquilla que no estuvo disponible en formato doméstico durante años porque no era prioritaria para Universal. A la hora de lanzarla en DVD, también tuvo problemas por los derechos de las canciones de Jim Morrison que suenan en el filme.

Carretera asfaltada

Comentario: Si Easy Rider era la respuesta contracultural, libre e inconformista del Hollywood tradicional, Carretera asfaltada en dos direcciones es la versión arte y ensayo de esta última. Un tipo que se inventa una historia diferente de su vida cada vez que recoge a un autoestopista, dos colegas que no tienen tema de conversación que no sea sobre coches y carreras y una joven sin rumbo fijo que ejerce de catalizador para que los hombres recapaciten (o no) sobre qué están haciendo con sus vidas. Apenas conocemos nada de ellos, ni su pasado, ni sus objetivos y ni siquiera sus nombres, pero a través de ciertas pinceladas descubrimos lo que se esconde detrás: toda una generación inmersa en una huida hacia delante con el acelerador pisado a fondo. La película de Hellman es generalmente monótona y algo aburrida, pero tiene varios escenas, planos y recursos (la improvisación, el plano final…) que la convierten en un visionado interesante para cinéfilos.

Próximo visionado: El placer (1952)

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