Dir.: Joe Johnston
Int.: Benicio Del Toro, Anthony Hopkins, Emily Blunt, Hugo Weaving, Geraldine Chaplin
¿De qué va?: Lawrence Talbot regresa al pueblo donde creció, Blackmoor, cuando la novia de su hermano le informa de que éste ha desaparecido. Cuando llega descubre que una terrible maldición se cierne sobre la población: un monstruo sediento de sangre aterroriza a los campesinos cada noche de luna llena.
Opinión: Tras varios contratiempos y retrasos el hombre lobo llega para recuperar la esencia con la que saltó al cine en el año 1941. El argumento es diferente, los medios han cambiado, pero la intención es obvia: devolver al monstruo su espíritu siniestro y terrorífico, perdido en sus últimas apariciones cinematográficas. Lástima que sus responsables no hayan tenido claro desde un principio qué dirección tomar, lo que ha repercutido negativamente al producto final.
Da la sensación de que el estudio se debatía entre hacer una película clásica de terror o al estilo de las modernas y finalmente han optado por hacer un pastiche entre las dos opciones. Si bien la primera transformación del hombre lobo juega con el misterio, las sombras y el fuera de campo, la película está repleta de golpes de efecto, sustos de dos segundos de los que te dejan sordo y que encima no vienen a cuento. Otro ejemplo: la caracterización del monstruo está muy conseguida, pero cuando se echa a correr ¡zas! La informática se hace notar, y no sólo en el hombre lobo sino en los demás animales que pululan por la película.
Como ya mencioné, la historia difiere un poco de la original, no aporta nada nuevo a la mitología del monstruo aunque tampoco traiciona sus orígenes: hay balas de plata, luna llena, maldiciones gitanas… y de regalo unas agradecidas dosis de hemoglobina y casquería. El filme empieza de forma caótica y apresurada, cuando se asienta gana interés, pero carece de sorpresas. Los actores aprueban sin más en sus respectivos roles, pues no disponen de material como para lucirse (el romance de los protagonistas parece hecho a desgana).
En resumidas cuentas, El hombre lobo de Joe Johnston da una de cal y otra de arena: Fotografía, dirección artística, banda sonora y reparto cumplen pero no deslumbran, mientras que la historia, que al fin y al cabo es la columna vertebral de toda película, no pasa del suficiente si nos ponemos generosos. Hacía falta más riesgo, pasión y garra (nunca mejor dicho) para revalorizar la licantropía como es debido.
6/10
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