9/11/19

O.C: El hombre que ríe (1928)

¿De que va?: Finales del siglo XVII. El noble Lord Clancharlie se niega a besar la mano del rey Jacobo II de Inglaterra. Como castigo, el soberano ordena asesinarle y desfigurar cruelmente a su hijo Gwynplaine. El resultado es una sonrisa terrorífica que espanta a todo el mundo. A pesar de esto, consigue enamorar a una chica ciega, un amor que se verá truncado cuando la Reina Ana descubra el origen nobiliario de Gwynplaine, a quien obligará a casarse con su hermana para castigarla.

Méritos: Adaptación al cine mudo de la novela The Man Who Laughs de Victor Hugo dirigida por el cineasta expresionista alemán Paul Leni. Universal decidió adquirir los derechos de la obra tras el rotundo éxito de otra adaptación de Victor Hugo, El jorobado de Notre Dame (1924). Lon Chaney fue seleccionado en primer lugar para encarnar al protagonista, pero cuando Universal tuvo problemas a la hora de adquirir los derechos de adaptación, Chaney fue liberado de su contrato y rodó en su lugar El fantasma de la ópera (1925). Tras el triunfo de esta última, el estudio volvió a poner en marcha el proyecto de El hombre que ríe pero con Conrad Veit asumiendo el rol protagonista. La sonrisa de Gwynplaine se logró con prótesis. Veit llevaba una dentadura postiza que tenía ganchos de metal para retraer las comisuras de su boca, y cuando la tenía puesta era incapaz de hablar. Tanto la macabra sonrisa como la inquietante apariencia de payaso de Gwynplaine fue una inspiración clave para el escritor de comics Bill Finger y para los artistas Bob Kane y Jerry Robinson a la hora de crear al archienemigo de Batman, el Joker.


Comentario: Sabiendo que es la principal inspiración del príncipe payaso del crimen, uno espera que el hombre que ríe sea un ser espeluznante al nivel de Nosferatu. Nada más lejos de la realidad: Gwynplaine es un cachito de pan, un hombre marcado y desfigurado por un error cometido por su padre y que, al ser denostado por la sociedad, solo es aceptado en un circo ambulante, donde al menos tiene el amor de una chica ciega con la que ha crecido, aunque él siente que no lo merece por su apariencia. El interés del film se desinfla cuando se mete de lleno en la enrevesada trama monárquica, pero el diseño de producción, el romance y, sobre todo, la formidable interpretación de Veit, son razones de peso para rescatar la película e impedir que caiga en el olvido.

Próximo visionado: La mujer y el monstruo (1954)

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